Sunday, November 19, 2006

Informe Tapia de Marcelo Mellado

El libro Informe Tapia editado por Calabaza del Diablo se presentó en diciembre del 2004 en uno de esos gratos bolichines del barrio Bellavista, cuyo nombre recordar no puedo. No había mucha gente. Familiares y amigos del escritor.
Patricio Fernández presenta el libro coloquialmente y es efectivo. Con su corta exposición logra que el libro me llame la atención. También me llama la curiosidad el despliegue de su autor, Marcelo Mellado. Habla con afecto de un bolchevique que se reconvirtió al arte y, desde un club de rayuela de San Antonio, recicla un sindicato de ferroviarios en un centro cultural. Ha nacido un "gestor cultural".En el escenario se mueven ex - bolcheviques que descubren, aprovechan y canalizan recursos culturales comunales o estatales. Pronto se dan cuenta que esos aparatos comunales de la cultura son aparatos de dominación, según la jerga de una izquierda (de una izquierda que leyó a la señora Marta Harnecker, pupila del estructuralismo francés, tipo Althussser).
Omar Badilla o Padilla o Ladilla (no está claro) ofrece una cartografía cultural y se replantea la reconversión cultural, y funda la Asociación de Poetas de la Cuenca del Maipo y esa corporación sostiene un alucinado jaleo con los Poetas de la cuenca del Maule. El mejor aliado de Badilla (o Padilla o Ladilla) es Carrasco, coordinador del festival de rancheras de San Antonio, dirigente de un importante club de rayuela de San Antonio, y cuyo lugar preferido de encuentro es el bebedero Los Puchos Lacios.
Estos, a falta de mejores adversarios, establecen un forcejeo con el Aparato Oficial-Institucional, ubicado en una oficina de la Torre Omnioceánica, que coordinada con el aparato central de la gobernación y el Departamento de cultura municipal, manejado por un tal Vega, Vera, Varas o Vargas (tampoco está claro).
La malla estructuralista está siempre presente en esta novela, novela paródica, ya se habrán dado cuenta. El libro se puede leer como una delirante paranoia colectiva, como ajuste de cuentas con los aparatos de la cultura creados por la Concertación, que en la novela se los inculpa de servidores del amiguismo o como una forma de controlar o de amansar el pensamiento, uno delos males que corrompe la calidad y la crítica. La novela identifica a una nueva clase media en el poder (“operadores del partido” reciclados en "agentes culturales del Estado" o "gestores culturales", o "animadores culturales").
Por un lado.
Y por el otro, dirigentes sociales huérfanos de base social y que se metamorfosean en "actores culturales" y cuyos requisitos son la astucia y el codazo - a saber: la falta de méritos. Ambos se potencian, por arriba y por abajo. Todo se municipaliza con una mentalidad utilitarista que reduce el arte al papel de ornamento alcaldicio.Ya ven, la novela no deja de tener su trasfondo corrosivo.
Los artículos del hermano de Marcelo Mellado, Justo Pastor Mellado, pareciera que dicen en serio, y con una densidad algo malgastada, lo que su hermano, el escritor, dice en forma de carnaval y de chiste (y de hueveo, claro). Justo Pastor habla en sus artículos de la municipalización y la fondartinzación de la cultura, y critica al "nuevo gestor orgánico" de la Concertación por el mal gusto y la mentalidad utilitaria. Haber leído a Justo Pastor -aunque a medias- me aclara un cierto malditismo intelectual de trasfondo en la novela de su hermano.
Quizás no debería yo leer la novela de Marcelo Mellado como una cuestión familiar, como una tesis familiar. O no debería yo insinuar que los artículos de Justo Pastor son la película en negativo de la novela de Marcelo. Quizás se me cuestionará esos intentos de unir hermanos con hermanos en una común aventura intelectual.
Quizás. Pero tengo una inicua tendencia -tendencia incómoda- a relacionar lecturas como me da la gana. Y con esto deseo decir que detrás de la novela Informe Tapia hay consistente reflexión crítica.Puedo decir algo más exagerado: Los Mellado son, en otra plataforma, continuadores de la tradición de los Cultural Studies, estudios multidisciplinarios sobre lo precarios, lo pueriles, lo banales y lo miserables que somos los chilenos de esta época, esta era de "globalización" económica.Y sus resultados: no tenemos lazos comunes de convivencia.
Como puede notarse, la novela también puede leerse como la repercusión de la crisis de la izquierda. También cuestiona la noción de "sociedad civil" como un aparente lugar de la diversidad y la diferencia. Es una crítica a los usos y abusos del concepto "sociedad civil", un terreno idealizado, donde pululan, según cuenta la novela, los pillines, los mentirosos, los cuenteros que piensan ya sólo el arte como beneficio y no como uso. O mejor dicho: el arte les da lo mismo.
Mellado, de nombre Marcelo, de ese modo, ha ido constituyendo una particular y necesaria novelística, donde se discute, a su modo también, la función política de la cultura, algo que hoy en este país resulta tan particular como difícil.
Como no éramos muchos en la presentación de la novela, el editor de La Calabaza del Diablo, Marcelo Montecinos, colocó amablemente en la mesa de la barra unos tragos que bebimos con José María Memet. Según recuerdo, salimos luego un tanto, un cachito alumbrados del bar, cuyo nombre, miren lo que son las cosas, recordar hoy no puedo.

Friday, November 03, 2006

Hernán Rivera Letelier, Antonio Gil, Rodrigo Atria, Jorge Marchant L, Juanita Gallardo: Novelas históricas


En Santa María de las flores negras, (2002) Hernán Rivera Letelier muestra a unos mineros que marchan por el desierto atacameño, siguiendo la huella del tren, junto a sus familias. Quieren lograr que sus voces sean escuchadas, que se les de un trato digno, ojalá humano, que se les permita alimentar a sus familias y educar a sus hijos, que se les pague un sueldo justo y en moneda de valor comercial. Pero, como ha ocurrido muy comúnmente, el gobierno valora más a los dueños de las empresas salitreras, ingleses y norteamericanos, que a los pampinos. Ya lo sabemos, fueron exterminados.

El Norte chileno se inventó con la explotación del salitre. Antes no lo habitaba nadie (estoy exagerando: lo habitaban unas 2000 almas sueltas). Todo nortino tiene un abuelo, (sus raíces), en las salitreras. Así las cosas, es fácil, para un nortino, emocionarse, con las historias de su origen. Hable de calicheras, casas de calaminas y oficinas salitreras y verá usted que, con razón, se les ablanda el corazón. Eso es lo que hace Rivera Letelier. Se sostiene en la popular leyenda. De los mineros en procesión bajando desde las salitreras hasta la Escuela Santa María, menciona a un mítico Luis Emilio Recabarren, y amores románticos. Entonces, les aseguro que ese relato simple, es muy eficaz para un nortino. Es la leyenda-mito acrítica, idealizada y sin distancia, actuada por estereotipos.

En cambio, la novela de Juanita Gallardo, Herencia de fuego, en lugar de afirmarse en un mito, lo desmitifica. Este es la leyenda de la Quintrala (1604-1665). Benjamín Vicuña Mackenna publicó, en 1877, su ensayo Los Lisperguer y la Quintrala. y construye el mito de la Quintrala lasciva y voluptuosa, sacrílega y monstruosa mata hombres. Mercedes Valdivieso (1924-1993) ofreció la reinterpretación del mito en la novela Maldita yo entre todas las mujeres, escrita en castellano antiguo. Ahora Juanita Gallardo, desde la vida de Agueda Flores, la abuela de la Quintrala, discute el mito, con efectismo dramático. Es una novela documentada y crítica. Fuerte, culta, lúcida, sexual, pasional, inteligente, calculadora, poderosa y brillante, visionaria y dominante, así aparece ahora Águeda Flores, la abuela de la Quintrala. Ese es el linaje de la Quintrala, según Gallardo. Gallardo, nos hace creer, de modo encantador, que nuestras taras actuales (nuestra hipocresía, nuestro espíritu traicionero, Nuestra falta de identidad, el modo en cómo encubrimos nuestro pasado) están incorporado en nuestro ADN chilensis. Es decir, están en la Colonia, en Santiago del Nuevo extremo, guiños que aumentan el placer de la lectura.Gallardo había publicado dos novelas históricas, Balmaceda : sus últimos días, (1991) y Déjame que te cuente, (1997) novela sobre los amores de Bernardo O'Higgins con Rosario Puga.

Jorge Marchant Lazcano inició la generación del 87 con la publicación de la interesante y taquillera novela Beatriz Ovalle en la que incorpora –como un collage- elementos Pop, al estilo de Cabrera Infante o Puig, con humor e ironía. Ahora ha publicado La joven de blanco. Marchant tampoco mantiene un mito, pero tampoco lo desmitifica. Lo que hace es jugar con un mito.

En 1866, el pintor norteamericano James Whistler de 32 años deja Londres para viajar de incógnito al puerto de Valparaíso. En un tren conoce a Rosa Policarpo, una joven que le trueca el libro Las Hijas de María por un daguerrotipo. Ahí comienza una novela dentro de una novela. El 8 de diciembre de 1863, día de la Inmaculada Concepción, se incendió en Santiago la Iglesia de la Compañía. Dos mil personas murieron. El libro nos incorporará a unas insidiosas relaciones entre hermanas y criadas donde aparecerán las acusaciones y las deslices de las bienaventuradas santiaguinas. Es la novela del erotismo de las benditas, la vida interna de las beatas, en la que se mezcla la ficción con la realidad. Esto es, qué duda cabe, muy posmo.
Rodrigo Atria tiene un lindo título para una novela histórica, Coplas de Sangre (1998) tres mil mapuches pelones amenazan con atacar a la capital (en realidad, 300 viviendas de barro y paja, con cinco mil almas, entre los dos brazos del río, junto a un cerro que los indios llaman Welén, por dolor). El año 1969 llegó un Capitán español con 400 hombres y dio la orden de confiar, a los desconfiados santiaguinos. Un día matan a un español y el Alcalde –para provocar escarmiento entre los indios- detiene a dos indios y los hace confesar. El curo se opone verbalmente a la vendetta y el escribano Dámaso Alcanáz llega a su casa y escribe unas coplas relatando el hecho. Esas coplas lo inculparán. Un día una banda lo golpea en la noche. Allí, el escribano verá la mordaza y el grillete. La política y la comunicación son los dos temas que se cruzan en esta novela lineal y sin mayores sobresaltos, al estilo de la novela decimonónica, tal como se usa.

Antonio Gil ha publicado las novelas históricas Hijo de mí es un racconto especial y espacial de la vida de Almagro) Cosa mentale (una obra alrededor del pintor peruano Jose Gil de Castro, el Mulato Gil y ahora Gil nos sorprende con Mezquina memoria que trata sobre Alonso de Ercilla, autor de La Araucana, poeta y paje de Felipe 11, enviado a la guerra de Arauco con la misión de contársela a la corte.Antonio Gil escribe pensando en crear lenguaje nuevo, para ultra descifradores que se divierten al descubrir nuevas/viejas palabras cerca al barroco americano de Juana Inés de la Cruz o de Lezama Lima, el desplazamiento entre el monólogo y la descripción, la fragmentación narrativa en varias voces, la ruptura de la ilusión realista . Y la sensación, la temible y certera sensación en esta época de olvido, que nuestra vida está construída por esos antecedentes, un Chile anterior, un espacio cultural religioso y mágico que está subterráneo. Un Chile duro y austero, un Chile profundo, una identidad descubierta en rincones oscuros de nuestra historia y una costumbre sana descubrir que el tiempo no es lineal. No tengo ninguna duda, Antonio Gil es un fino escritor chileno.

(Publicado en el libro Escritores de la Guerra, Foro Nórdico, 2004)

Saturday, October 21, 2006

Germán Marín: Neocriollismo encriptado

La primera novela de la trilogía de Germán Marín (n. 1934), Círculo Vicioso (1994), consta, en los hechos, de tres partes o segmentos: un diario de vida, unas notas a pie de página y la novela en sí.

LA BITACORA EMPIEZA el día 7 de febrero de 1980 hasta el día 5 de agosto de 1983. Son notas de un solitario chileno exiliado en Barcelona, un ermitaño compatriota, malas pulgas, sin humor, pagado de sí mismo, editor que intercala notas en la novela sobre su exigua y rutinaria vida y sus disgregaciones literarias.Ejemplos:"1980, 7 de febreroLa canción nazi Schön ist das Leben, cuyo título, traducido, significa Hermosa es la vida""17 de junioAcabo de terminar de leer, bajo los primeros calores del verano mediterráneo, una novela chilena publicada tiempo atrás, tan falsa como los dientes postizos del locutor de televisión.""29 de junioLa única casa en el exilio es la mente"
LAS NOTAS A PIE DE PÁGINAS son colocadas al final de cada uno de los cinco capítulos en que sobre explica personajes, lugares o hechos de la novela. Son 46 páginas de notas, más del 10 % del libro. Un ejemplo es este comentario sobre el cometa Haley:"19) El famoso cometa hizo su reaparición en febrero de 1910 y, como se sabe, vuelve a divisarse cada setenta y seis años."
LA TERCERA PARTE ES LA NOVELA propiamente tal donde el narrador, Raúl Marín, le cuenta a su hijo Germán Marín sobre sus raíces mestizas de genoveses y temuquenses mientras inserta referencias literarias, fuentes, sugerencias o consultas.Ejemplos:"Fuente: Luis Duran, Frontera" o"Fuente: Augusto D´Halmar, Recuerdos olvidados" o" Consultar. Lutz Winckler, La función social del lenguaje fascista" o"Fuente: Adolphe Bavaria, De Boucher a Renoir".También le agrega al texto comentarios sobre caminos a seguir en la novela.
¿QUÉ RESULTA DE ESTA MIXTURA?Es obvio que el libro ambiciona ganar por nock out, no por juego de piernas o de cinturas. El libro desea hacernos sentir el espesor intelectual. Pero, los pies de páginas -colocados al final de cada capítulo-, importunan la lectura, al igual que las interrupciones, los agregados, las adiciones informativas.
ESTA PERCEPCIÓN NO ES NUEVA. Ni es sólo mía. Ya lo dijeron los críticos hace más de 10 años:"En todo caso, es necesario decirlo, a pesar de su temática y la ubicación espaciotemporal del relato principal (años veinte), no es un texto de fácil acceso;"Eduardo Guerrero, La Segunda 1995)O Filebo en las Ultimas Noticias en 1995: "Reconocemos haber hecho mil rodeos en torno al libro antes de encararnos con su materia, que, por de pronto, no es una sola"Difícil acceso y mil rodeos.
¿DE QUÉ TRATA ESTA NOVELA ENCRIPTADA?
Un padre, Raúl Marín le cuenta a su hijo, Germán Marín Sessa, sobre su vida familiar antes de que él naciera. La familia Marín vivía en un fundo de Carahue, y endeudados se lo venden al latifundista vecino, Alberto Etchegaray. Así mueren sus padres en unos hoteluchos. Es el fin de la familia Marín. Es el periplo que transcurre desde comienzo del siglo xx hasta 1934.Por otro lado, los Sessa llegan a Buenos Aires y luego se van a vivir a la comuna de Independencia del norte de Santiago, donde mantienen un almacén. Raúl Marín se casa con la hija de los italianos, Elvira Sessa. Así nace Germán Marín Sessa en 1934.
¿QUIÉN ES ESTE RAÚL MARÍN, narrador en primera persona, con ambiciones de omnisciente?
Un mataindios, violador de su esposa, un tipo hosco y pesado de sangre, machista, prejuicioso y misógino. Un oblicuo y formal pueblerino tímido pero rígido, acomplejado pero con cierta ambición de grandeza, falto de humor y carente de risa franca.
CÍRCULO VICIOSO tiene vallas, es descriptivo, de tono autobiográfico, con pocas anécdotas de excepción y, además, el narrador no genera empatía. Círculo vicioso parece un reflujo del criollismo, es un círculo que vuelve a la épica de la novela criollista, y su anhelo de convertir la "chilenidad", en un registro de identidad. Al igual que en el viejo criollismo, este neocriollismo subraya el mestizaje, la localidad sobre el origen, la posicionalidad socio-política sobre el linaje. Esta novela es un Proyecto País, como decían los siúticos en los años 90, un proyecto para perfilar una Identidad Nacional clasemediera. Es decir, la novela intenta ser un destino y la voz de una sociedad civil ausente. De ahí, quizás, su tono serio. (Aquí nada se toma para el hueveo). El narrador, Don Raúl Marín, ahogado por el ambiente, por su carácter mimético recuerda su familia con realismo duro, seco, asceta.
ES CIERTO, MUY CIERTO, que en Chile se evita la memoria (también creo que en Argentina, en América Latina, en Europa, en fin, en el mundo). Pero, no ayuda a la memoria que un novelista la encripte.Es verdad que Marín con sus notas a pie de página, citas textuales, su alter ego/editor, la fragmentariedad y la mezcla de géneros ha logrado convencer a algunos de que eso le da profundidad a la novela. La novela tiene volumen, ambición, lucidez, cultura y atrevimiento. Pero eso lo han confundido con profundidad.
YO NO RESCATO los agotadores pies de página y las cándidas invitaciones de lecturas. Yo rescato los pasajes mejor novelados. Por ejemplo, la tarde en que Raúl Marín remata gratuitamente a un mapuche, a quien primeramente le había pegado un escopetazo por inexcusable error. Valoro también el pasaje cuando más tarde, el mismo Raúl Marín se encuentra por casualidad con Victoria Olea -ex dama de compañía de su madre- y al llegar a su casa en Domeyko, cerca del Parque Cousiño, descubre que la amiga de su madre se ha convertido en la Madame de un notable burdel.Esos dos pasajes nos aclaran mejor la violencia gratuita y la hipocresía de nuestra "bonita" identidad, que todas las notas a pie de páginas y sugerencias de lecturas.

Monday, September 25, 2006

Ideología de la obra única y los narradores chilenos

Cánovas, Canales, Tropa, Pizarro & Santos y Sepúlveda

“Es muy duro ser escritor en un país
donde no te consideran de los suyos.”Roberto Bolaño

El día que dejé de creer en Santa Claus, lo recuerdo ahora con nostalgia, sentí un aire fresco, una malicia y un don irónico ingresó a mi vida. Ya nada sería lo mismo. Los tiempos de dejar de creer son relativos y esplendorosos, unos caemos antes que los otros.

Pongan atención.
El profesor Rodrigo Cánovas y sus colaboradores Carolina Pizarro, Danilo Santos y Magda Sepúlveda en Novela Chilena, nuevas generaciones el abordaje de los huérfanos (1997) analizaron detenidamente la generación de narradores del 87.
Se sostenían, técnicamente, en otros dos prominentes profesores, José Promis y Cedomil Goic.
Del profesor Goic, Cánovas tomó la periodización generacional, hoy ampliamente aceptada. Goic distingue seis generaciones: la generación de 1927 (nacidos entre 1890 y 1904), la de 1942 (nacidos entre 1905 y 1919), la de 1957 (1920-1934), la generación del 72 (nacidos entre 1935 y 1949), la del 87 (nacidos entre 1950 y 1964) y la generación del 92 (nacidos entre 1965 y 1979). Cada generación tiene quince años de gestación, de los treinta a los cuarenta y cinco y quince años de vigencia, de los cuarenta y cinco a los sesenta.
Del profesor Promis, Canovas mira el proceso de ejecución de las generaciones. José Promis postula que cada generación contiene un orden estructural singular. Así, la generación del 57 corresponde a la novela del escepticismo, a la generación del 1972 corresponde la novela de la desacralización.
Canovas acepta la periodización de Goic y define a la generación del 87 como la nacida entre los años 1950 y 1964, pero, furtivamente, incluye a una hornada de autores de la generación del 72: José Leandro Urbina (1949), Damiela Eltit (1949), Ana María del Río (1948), Darío Oses (1949), Luis Sepúlveda (1949), Jaime Hales Dib. (1949), Eugenio Mímica (1949). Cánovas considera que estos autores tienen una producción cercana “al espíritu de la nueva generación”.
Estos autores tienen, efectivamente, una vasta obra y su impacto es reconocido. Justamente, los escritores nacidos en esos años son muchos y potentes. Habría que incluir además a escritores interesantes como Adolfo Pardo (1949), Jaime Casas (1949), Martín Faunes (1949), Javier Campos (1947) o Juan Pablo Uribe-Etxeverría (1949). En consecuencia, instalarlos, de muto propio, en la generación 87 desvirtúa el análisis.
No es un detalle.
Gran parte del argumento posterior del libro de Cánovas se sustenta en estos autores. Allí se produce el primer gran desfalco y desconcierto. Cánovas no está hablando nuclearmente de la generación del 87. Cánovas desplaza, a fin de cuentas, el objeto de su estudio.
Iba a darnos manzanas y nos dio peras.

Matemáticamente, la generación del 87 debe rondar alrededor de los nacidos entre los años 55 y 58. Jamás alrededor de los nacidos en los años 48 o 49.En estricto sentido, si hablamos de escritores de la frontera, con propiedad esos escritores son los (la) muchachos (a) nacidos (a) en el año 1950: Jorge Marchant, Roberto Rivera, Radomiro Spotorno, Desiderio Arenas, Mario Banic, Eugenia Brito, Hernán Rivera Letelier y Sergio Marras.En cambio, Canovas no incorporó, entre otros, a novelistas como Michell Bonnefoy, y Alejandro Pérez, autores de exilio.
Y, miren lo que son las cosas, tampoco consideró a Roberto Bolaño, también autor de exilio, aceptado casi unánimemente hoy como el príncipe de nuestra generación. Bolaño había ya publicado tres novelas, (publicó su primera novela en 1984, Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, que realizó en colaboración de Antoni García Porta. Con esta novela obtuvo el Premio Ambito Literario; La pista de hielo (1993), ganadora del Premio de Narrativa Ciudad de Alcalá de Henares, y La senda de los elefantes (1993), ganadora del premio de novela corta Félix Urabayen y publicada luego con el título de Monsieur Pain).
¿Raro, verdad?
Cánovas excluyó a Roberto Bolaño, el verdadero eje de nuestra generación y, de ese modo, sin quererlo, se invalidó a sí mismo.Con estas desacertadas premisas, Cánovas identifica las características de la generación. La novela de la generación del 87 habla de la Orfandad, el delirio de un huérfano, afirma.Casi ya no vale discutir esta deducción. Ya lo dijo el escritor y profesor Ricardo Cuadros, toda la literatura universal puede leerse como literatura de los huérfanos.
El discurso de Canovas pretendió – ya no lo logró– ser un macro-relato único, paradigmático y, por eso mismo, normativo y didáctico. Una historia literaria oficiosa o académica y por otro lado, no menos significativa, de la prensa y la difusión editorial. Era la unión perfecta. La academia y el mercado, por fin, de acuerdo.El profesor Cánovas sobrevaloró la vitrina comercial para así contentar a autores y editores y a los sujetos de la normalización. Lo suyo fue, es fácil decirlo ahora, un gran invento. Un gran invento ideológico.Su estética y su ética intentaron legitimar la novela que sonaba en el mercado, principalmente aquella que producían los escritores formados en el taller de José Donoso, estipulándola como eje central de la nueva narrativa. Lo demás eran escrituras marginales. Canovas intentó legitimar un conformismo, un pacto que probablemente –yo no creo en la ingenuidad- no sea independiente del conservadurismo del mundo cultural de mitad de los años 90. De este modo, su visión enmascara el supuesto “consenso” estético que afectaba al arte. Cánovas, hay que decirlo, fue alumno de Donoso en Estados Unidos.
El estudio de José Canales y Emerson Tropa, La novela de la generación de 1980. La escritura del antipoder (1995) mantiene la periodización de Goic. Y, a partir de allí, realizan una verónica –con algo de elegancia- para afirmar que la generación de los ochenta son los nacidos en los años 50. Algo que no está del todo mal, teniendo en cuenta que los escritores nacidos después de los 60 son hoy una minoría (12 escritores, el 10 %). Aunque, al igual que Cánovas, incorporan a escritores de la generación del 72 (Oses, Eltit, Urbina) y también soslayan a Bolaño, a Bonnefoy y a Alejandro Pérez.
La sociedad Canales & Tropa afirma que la generación de los ochenta, es literatura del antipoder, al incorporar fórmulas desacralizadoras de la novela como formas paraliterarias (característica que, por lo demás, Promis le otorgaba a la novela de la generación del 72).
Esta conclusión, aunque de otro signo, también es ideológica, es decir, ilusoria.
Si no es una escritura de Orfandad ni del Antipoder,¿Cual es entonces el tema de la visión de la generación del 87?La sola pregunta me parece pérfida.
No hay ninguna fórmula. No hay centros. No hay metanarrativas.
Hay libros muy diferentes en su complejidad. No creo que se deba racionalizar, encauzar, canalizar, o sea, domesticar la narrativa de nuestra generación. Simplemente los libros se miden por sus méritos propios.¿A qué cuento viene esto de estandarizar la fabricación literaria de una generación?Tenemos una literatura plural, con estilos, conocimientos e historias diferentes. No hay una versión de lo real. Hay de todo: El pastiche, la mezcla de estilos, tonos, géneros, niveles de lenguaje, lo lúdico y lo paródico, irónica, el humor, la incorporación de iconos de la cultura de masas junto a elementos de la llamada alta cultura, la presencia de lo metaficcional.
Hay obras buenas y no tan buenas en mi generación.
Pero, ¿un discurso? ¿Una ley?
¿No estaremos ya asaz viejos para creer en Papá Noel?

Wednesday, July 26, 2006

Raúl Ruiz y la Poética del cine

ESTABA UNA MAÑANA en la esquina de Providencia con Eliodoro Yañez de Santiago mirando las portadas de los diarios en el kiosco. De pronto al lado mío se detiene un señor de bigotes a leer las portadas.Yo lo apunto con el dedo.
-¿Raúl Ruiz?
-Sí.
-Bienvenido a Chile, maestro.
-Gracias.

DEJARÉ LA ANÉCDOTA hasta aquí. Debo ir a comer. Más adelante contaré otro fugaz encuentro con el maestro, esta vez dentro del restaurante El Parrón, de la misma calle Providencia.
He vuelto de la comida y me he traído el café.
Debo apurarme, me juntaré más rato con unos amigos. Hoy es viernes.
De tanto apurarme no se me ocurre nada.

YA ES SÁBADO por la tarde, me lo pasé durmiendo todo el día. Ayer la tertulia se alargó.
En El Parrón, en la sala de tragos, sillas y mesas de madera (ahora todo lo hacen de metal) estaba sentado Raúl Ruiz. Lo saludé de lejos.

-Grande, maestro.

El maestro sonrió y me levantó la mano. Su mano es grande, no de boxeador, más bien regordeta. Es curiosa esa mano que mueve los dedos como si tocara el piano en el aire. Sonreía, aunque parece que Raúl Ruiz siempre está sonriendo. Parece que sufre la Locura de Demócrito: todo le parece divertido.


USYEDES DIRÁN: mantén un orden, una estructura en tu anécdota.
¿Qué estructura?

¿Relatar con un orden?

¿El orden que Raúl Ruiz llama el Orden de Hoollywood en su libro La Poética del cine?

Ruiz relata urdiendo ideas, entra a cajas chinas, en elucubraciones y vuelve para indicarnos que estuvo allá, al otro lado del espejo. No es cine comercial, cine de entretención: una sola estructura. la dictadura o el monopolio de una sola estructura.

Me senté y bebí una copa, tal vez dos.

Llegué a casa y no pude seguir con la anécdota. Pero pensé o tal vez alguien me lo dijo en la tertulia: ya no se habla de cine, como se hablaba antes.
Exagero, algunos sí, la minoría. La minoría que habla de poesía y no de premios de poesía. El arte tiene un componente de gratuidad.

YA ES DOMINGO y pienso, que utilidad tendrá mañana por mañana, frente a mi jefe, que utilidad tendrá haber leído un poema de Jorge Teillier


Saturday, April 15, 2006

Teresa Calderón, Gonzalo Contreras y Sonia González: Se arrienda casa de familia fracturada

Nuevas novelas han puesto de moda el síndrome -en familias de profesionales, se entiende- de las crisis de parejas cuarentonas. Escritas por escritores cuarentones, también se entiende. Ya ven, están de moda los ajustes de cuentas en familias inbunchadas.
Toquen madera.
Teresa Calderón tiene un nombre reconocido dentro de la poesía chilena. Pero, de pronto, le picó el bicho de la narrativa. Publicó cuentos en Vida de Perras y ahora ha publicado una novela, Amiga Mía, con la que Teresa Calderón ganó el más importante de los premios nacionales, el Premio del Consejo Nacional de Arte y Cultura, año 2004.
Amiga mía, digámoslo de entrada, es un viaje interior al estilo de C. G. Jung.
Catalina e Isabel, dos cuarentonas santiaguinas, beben café en el Tavelli de Providencia. Catalina le hace leer a Isabel un cuento donde ella está metida en un sueño que es, a la vez, el sueño inicial de las películas capitales del sueco Bergman, Fresas Salvajes. El personaje contempla su propio cadáver. En la película, Borg, que así se llama el protagonista, decide emprender el viaje en coche con su nuera que se ha ido de casa de su hijo tras una discusión por su embarazo. Durante el viaje para en la casa donde pasaba sus vacaciones de niño, donde crecen fresas salvajes y tuvo su primer amor. Y mediante asociaciones libres de imágenes oníricas descubrirá que el triunfo, la culpa y la muerte son centrales en su vida.
Catalina recuerda brumosamente que debe hacerle caso a los sueños, “conoce al instante los graves escritos de Artemidor”, como dice el poema Idus de Marzo, de Constatino Cavafis, que Catalina también rememora. Así, las imágenes misteriosas del sueño de Catalina, dan origen, en la novela de Teresa Calderón, a un viaje interior de dos amigas, con vidas malgastadas y la juventud perdida. Las relaciones afectivas se convertirán en el centro de la novela, la creación de una imaginería y un tejido fantasioso que pasan a constituirse en realidades existenciales, premoniciones y profecías. En esa zona de evaporación se usa una técnica narrativa fragmentaria que conduce a una pantalla iridiscente, para descubrir el contenido latente del sueño.
La novela de Teresa Calderón, con ese aire brumoso y difuso, con reiteradas referencias literarias, transcurre entre amores viejos decepcionados, trágicos y románticos, la soledad y el abandono, la infidelidad y el alcoholismo. Son, en suma, memorias, sesiones psicoanalíticas, pedazos de diarios, esbozos y resonancias donde aparece el desgarro, la soledad y el anhelo de amor.
La novela Amiga mía, como la película Fresas Salvajes, es pesimista y triste. No puede ser de otro modo: es una historia de la desilusión.
Se molestó Gonzalo Contreras por las críticas a su libro La Ley Natural (2004). Por cierto, su molestia es con “ciertos críticos jóvenes con ambiciones literarias que pretenden descalificar a la generación anterior. El crítico Alvaro Bisama afirmó que Contreras, tiene “formas narrativas al borde de la inanición.” Alejandro Zambra escribió: “algunos percances en el manejo de los tiempos verbales y ciertos problemas en la construcción de la verosimilitud resultan enormemente distractivos y finalmente amagan los méritos del relato.”
Francisco Bertrán, el personaje, es un arquitecto cuarentón que va a recibir al aeropuerto a Bárbara, su sobrina de 15 años, media holandesa y media chilena, y que está embarazada. El padre de la chica, Pascal Bertrán, aparece luego de improviso en Santiago con una mujer, Muriel. Y la hija Bárbara no quiere irse con su padre, desea quedarse con su tío Francisco, que está en proceso de separación de su mujer, Diana.
Yo creo que el principal problema de la novela de Contreras no es la verosimilitud, ni su lenguaje opaco (algo que otros admiran en Contreras). Tampoco su notoria facilidad para urdir historias, lo que yo considero un real mérito.
El tema es otro.
El personaje Francisco Bertrán, es un arquitecto pagado de sí mismo, que ve con suma desconfianza el mundo exterior y a su entorno. Principalmente le hostiga su hermano Pascal, medio volado, medio hippie, medio vagabundo, y medio cínico–es decir, distinto, ambiguo y sin certezas. Y le hostiga pues Francisco Bertrán se cree central, no marginal. El cree que su forma de vida –mediocre, gris- es esencialmente canónica, políticamente correcta. En eso, el personaje, por más que le ocurran cosas, por más que la vida le grite evidencias, no cambia nunca. Si la realidad no se me parece, yo cambio la realidad.Es la Ley natural.Me saco de encima a mi hermanito tontorrón y caprichoso y ya está.Gonzalo Contreras ha dicho que su novela es la novela del cambio. Se supone que Francisco Bertrán entró al cambio. Sí, todo ha cambiado, pero Francisco sigue igual de presumido. Francisco, a pesar que todo cayó a su alrededor, sigue siendo el pedante antipático. “Ahora, acalladas las voces, todo volvía al orden, al desorden, acostumbrado” (Lampedusa)
Francisco ve cierta pureza o cierta salvación, en una niña excéntrica y abandonada de quince años, tema por lo demás ya planteado en La Ciudad Anterior, la primera novela de Contreras. En esa primera novela Feria –el protagonista- elucubra también la posibilidad de quedarse con una joven también en situación de abandono (hija de un desaparecido).
Hum.
¿Es el ordenador de vidas difusas?
Inicialmente, Amalia Espejo de Sagüez también es una siútica fastidiosa, una dama cuarentona que no me gustaría tener ni de amante, ni de mamá, ni de amiga. Inicialmente. Es la protagonista de la bien urdida novela, con una habilidad en los diálogos, Imperfecta Desconocida de Sonia González. Amalia está casada con el médico Marco Sagüez, tiene tres hijos: Raimundo, Salomé y el pequeño Cristóbal, un niño enfermo de Gatum, un síndrome físico y mental. Tiene una empleada, Margaret, muy central en la novela, una amiga que se llama Rosicler y su analista el señor Casas. Esta dama menopaúsica, dueña de casa y fundamentalmente ociosa, se dedica a escribir cartas a los periódicos, su apostolado. Amalia no sabe lo que es un juego de rol, ni que es la música metal, pero se sabe de memoria Rojo y negro de Stendahl. Sin embargo, vaya sorpresa, de joven se declaró revolucionaria, miren lo que es la vida, y estuvo alguna vez en al escalinata de la Biblioteca Nacional de Santiago, vociferando lemas.
¿Cuándo comienza a cambiar Amalia? Cuando tiene una relación amante-maternal con un hombre de 20, Leonardo Mariángel. Amalia le coloca el seudónimo de Julián Sorel, (el personaje de Rojo y Negro). Lo que viene es un ahá, miren, lo que es la vida. Cambia, de algún modo, cambia esta señora, muda de aires y empieza a establecer contacto con sus hijos. Todo se derrumba también en esta novela, pero, para mi gusto, no podía pasar de otra manera, pues nadie puede freírse eternamente en una paila.
Amalia, que ha descubierto el veneno que hay en el agua estancada, debería leer ahora el ensayo Del Amor de Stendahl. El viejo lo sabía todo: “El amor es la única pasión que se paga con la moneda que ella misma fabrica.
”De Escritores de la Guerra, Foro Nórdico de Aura latina, 2004.

Tuesday, March 21, 2006

Los Jaivas, Los Prisioneros y Los Tres: biografías

Los Jaivas, Los Prisioneros y Los tres hicieron algo cotizado.
No oficiales, de cultura abierta y libre, íconos de ansias nativas estas bandas musicales han sido, con soltura y modernidad, un eco de sueños y luchas. Borroneo este post y oigo su música. Y rememoro -alentado por un leve, pero leve, acceso de pasión- evoco, por ejemplo, ese concierto indeleble de Los Jaivas en el Copenhague de mi exilio a comienzos de los años 80. O esa embriaguez, que ya no olvidaré, de una noche estrellada y de luna llena en una cabaña en El Quisco, con Jorge, Sylvia y Elly, mientras bailamos un casette de Los Tres. Siento un sutil placer al evocar esos instantes felices, soplos de alegría que la vida regala. Sin esa música la vida, ninguna de nuestras vidas, sería lo mismo.

¿Cómo lo hicieron? ¿Dónde está el punto de quiebre que los eleva por sobre los muchos otros que lo intentan y fracasan?

Son las preguntas que yo busco responder cuando leo sus biografías.

Julio Osses (1970) recopila entrevistas en su libro Exijo ser un héroe. La historia (real) de Los Prisioneros (2002). Los nexos sirven de excusa a Osses para contar sus asados y entrevistas con los músicos. ¿Qué valor tiene que Julio Osses se haya comido un asado con Miguel Tapia en Pirque? El biógrafo escribe una story semi oficiosa sentado en las faldas de los músicos. Pero Osses no es más que un reportero. Copie and paste. Grabar y pegar entrevistas. 90 páginas de entrevistas, y otras tantas de los listados de discos y canciones de Los Prisioneros. El libro de Osses es material periodístico básico para una (real) biografía. Este libro no tiene forma, composición, ni construcción mitológica y no supera la otra biografía sobre Los Prisioneros, Corazones Rojos (1999) de Freddy Stock.

El inicio del libro Los tres. La última canción (2002) de los argentinos Enrique Symns (1945) y Vera Land (1966) cuenta con parsimonia y aguja los primeros años de Los Tres en Concepción. Sin embargo, Vera & Symns, cuando van a abrir los Archivos X de Los Tres, (las relaciones de la banda con la droga o las relaciones de la banda con la cantante Javiera Parra) hacen un desliz. Este gazapo no me parece inocente. Vera & Symns prefieren no correr riesgos con piedras filudas. Pero para mí, un leedor, no basta, ni me espanta. Las entrevistas son material básico que el biógrafo debería contrastar. A un periodista le bastará con la entrevista. Pero no a un escritor de biografías. Al final, Vera & Symns no toman distancia. La introducción y el cierre del libro se podría llamar: Mis líos con Alvaro Henríquez. Pero ¿Qué me importa a mí que Henríquez haya mirado feo a Enrique Symns una vez en el bar Liguria?

El libro de Freddy Stock Los caminos que se abren. La vida mágica de Los Jaivas (2002) es el más correcto de los tres libros. Es de relato lineal, cronológico, la historia de Los Jaivas desde 1957 hasta 1995, hiladas y articuladas en una línea de tiempo contadas en una cauta tercera persona. Basado en entrevistas a los músicos y acompañados por recortes y fotografías de diarios y revistas, aparece como un buen libro de promoción y de consulta sobre hechos de Los Jaivas.
Paradojalmente, es el libro que más me aburre y el que más me llama a desertar de la lectura. ¿Por qué? Las enciclopedias son correctas, los espíritus flemáticos son correctos. Pero uno no se entretiene toda la tarde con una enciclopedia, ni uno se va preferentemente de parranda con un espíritu flemático.

¿En qué fallan estas biografías?
En la débil narrativa.
Todo puede ser un chiste, pero no todos son humoristas. Todo se puede contar, pero no todos son narradores. Y la gracia narrativa, para el leedor, es tan importante como la veracidad de los hechos. El biógrafo da unidad, referencia, define un personaje, contextualiza sus comportamientos en el presente, a partir de una historia íntima, única. Pesquisas meticulosas, reconstituciones de la memoria de gente -muchas veces anónimas- que de veras intimaron con los artistas: su médico personal, sus compinches, los cocineros y sirvientes de cantinas, los bebedores en las noches de parranda. O las huellas que deja el corazón, las cartas que nunca se ponen en el correo, las canciones a medio escribir, etc. Y luego el biógrafo analiza, concentra: la vida de un artista a veces pueden concentrarse en en tres tópicos: la publicidad, los cenáculos y la bohemia.

¿Por qué los biógrafos no recrean de verdad la siquis compleja, sus matices y misterios, de Alvaro Henríquez o de Jorge González? ¿Cómo son sus íntimos y delicados sentimientos que los llevaron a su universo musical? ¿Qué hay de cierto de los ritos esotérico-iniciáticos de los Jaivas? ¿Por qué los biógrafos no trazan preguntas indiscretas con honestidad e integridad?

Esto músicos son dotados. Pero, aún no sé por qué.

Thursday, March 02, 2006

El Juez Guzmán y las gallinas

En la última Feria del libro de Santiago estaba el Juez Juan Guzmán Tapia (nacido en 1939 en la República de El Salvador), firmando su libro En el borde del mundo. Memorias del juez que procesó a Pinochet, que fui impulsado a comprar.El Juez Guzmán resume en los primeros capítulos del libro sus días juveniles, con un estilo poético y de ideas, no narrativo. No es raro. Es su ADN. Su padre (“mi sol”) es Juan Guzmán Cruchaga, poeta y Premio Nacional de Literatura (“Alma, no me digas nada, / que para tu voz dormida / ya está mi puerta cerrada”). Guzmán Cruchaga era diplomático y estuvo destinado en El Salvador, Colombia, California, Venezuela, Argentina. Así el Juez Guzmán creció cosmopolita.El Juez Guzmán tiene giros meritorios. Como cuando trabajó de receptor judicial y notificaba embargos a familias endeudadas. “Es una obscenidad embargar los bienes de gente que nada posee.” Era una obscenidad hace 35 y no hemos hecho nada. Aún hoy es una impudicia.Aunque al Juez Guzmán se le pasan algunos lugares comunes (“lengua de Moliére”, “lengua de Shakespeare”), la obra se lee fácil y de modo pedagógico.Uno de los temas preferido de un joven Guzmán es la frase de Mateo “Bienaventurados los pobres de espíritu por que de ellos es el renio de los cielos.” Son bienaventurados por que pueden vivir sin honores, sin vanidad y sin las cosas materiales, fuera de la suficiencia, la envidia y la codicia.Las memorias del Juez Guzmán son un efugio para relatar lo que le parece cardinal en su vida y con lo que meritoriamente entrará a la historia: el año 1998 se hizo cargo de examinar una querella presentada contra Pinochet. El centro del libro es el juicio al dictador chileno Augusto Pinochet.La labor fue una cruz en un sistema judicial que –como él mismo lo dice- estaba invadido de ambiciosazos, intrigantes, discriminatorios, gallinas, soberbios, gruñones y timoratos, todo lo contrario de los pobres de espíritu que el Juez Guzmán admiraba.Al final, fue censurado por esos superiores y presionado por oscuros intermediarios políticos. El juez Guzmán juzgó a Pinochet. Pero los fácticos lo salvaron de la condena, invocando informes médicos.Así, el juez Guzmán hizo su periplo y se convirtió él mismo en un subversivo y en un bienaventurado. No llegaría a la Corte Suprema y no tendría honores oficiales al retirarse del poder judicial. No lo necesitaba. Pasará a la historia como un hombre honesto y veraz. Un bienaventurado.Me crispa que el Juez Guzmán sea una excepción entre los jueces chilenos.Los magistrados –ellos sobre todos nosotros- deberían ser honestos y justos.Los jueces cobardes y acomodaticios –las gallinas- deberían ser la minoría.No fue así en Chile.El juez Guzmán fue una distinguida excepción.Un bienaventurado.

Jorge González: Truenos y Relámpagos

Le leo un breve cuento a mi hija Antonia de 3 años, sobre una niña que escucha truenos y relámpagos. Mi hija abre los ojos se lleva su manito a la boca y emite un quejido:-Uy, truenos y relámpagos, dice.Y luego me pide que se lo lea de nuevo.Truenos y relámpagos escucho yo también en el libro Maldito Sudaca. Conversaciones con Jorge González. Compré el libro, me puse a leerlo y no pude dejarlo hasta que terminé las 300 páginas. El periodista Emiliano Aguayo establece una larga conversación con el líder de Los Prisioneros y, al igual que mi hija, varias veces abrí los ojos y me llevé la mano a la boca.Este es un libro de excepción.El sentimiento artístico ideológico chileno es generalmente la “chimuchina” –una ideología de imberbes. Por eso, se inquietan fácilmente las aguas cuando hay detrás una expresión directa, algo cruda y deseos viscerales, que no pueden ser mitigados por la huevonería ambiente.González no es un rebelde tardío. Ya nadie puede desconocer que le puso vitalidad, dinamismo, conflicto, lucha, placer y búsqueda hasta renovar la tradición predominante de moderación, resignación, pena y derrota de la música popular chilena.Naturalmente, la gran pasión de Jorge González es la música. Y en el libro se habla de bandas musicales, influencias, formas de componer, modos de grabar o se revisan las letras de música. Es decir, es un libro que se mete en la artesanía musical, en los problemas de estudio y de mejorar las letras, de la convivencia con los otros músicos y la relación con los estudios de grabación. En ese sentido, el libro es una fuente rica de sugerencias y detalles que agradecerán, en primer lugar, los músicos. González intercambia ideas y opiniones muy directas y sugestivas sobre, entre otros, Violeta Parra, Víctor Jara, la Nueva canción chilena, Canto Nuevo, Los Tres, La Ley, Los Miserables, Chancho en Piedra, Los Electrodomésticos, Mauricio Redolés, De Kiruza, Los Bunker´s, Cecilia, y la música latinoamericana y mundial.Otro gran tema es la relación de González con los periodistas y los medios de comunicación. Aquí el músico aprovecha de realizar un ajuste de cuentas con ciertos periodistas de espectáculos de El Mercurio, la Tercera o La últimas Noticias, que lo habrían ninguneado de modo persistente. González ironiza con la carrera de “ese oportunista” de Freddy Stock que está en “la chimuchina de pelar artistas”, “lo mismo que hace Iván Valenzuela”. En la radio Rock&Pop dirigida por Iván Valenzuela “no pagaban derechos de autor”. O Rafael Gumucio. “Pero ¿Quién es Gumucio?”, se pregunta González y responde: “Un democratacristiano, y los democratacristianos son siempre así. O “los Caiga quien Caiga” son unos “monitos fachos útiles”. En definitiva, dice González: “hay una generación súper fome, donde está Iván Valenzuela, Alberto Fuguet, Freddy Stock y todos esos.” “Una generación que yo califico de democratacristiana y que es súper ablandadora en la influencia que tuvieron.”Como se puede deducir, ser democratacristiano es, en este contexto, lo blandengue, lo barrero, lo conveniente y lo oportunista.Un tercer ámbito del intenso libro es el tema preferido del periodismo de farándula: los cahuines. (¿Quién se acostó con quién?) Y la rendición de cuentas de González también pasa por “ese oportunista de Freddy Stock”, quien en el libro “Corazones Rojos” dejó inscrita una telenovela, una cómoda narración que cuenta que Los Prisioneros se habrían separado la primera vez por líos de faldas. González se habría acostado con la mujer de Narea. Según González, Stock puso en el libro “un montón de cosas de las que él no tenía la certeza, o no las comprobaba o qué sé yo.” Y uno de los claros objetivos de González es arrasar con la idea de que Narea era esencial en el grupo. Narea, González dixit, no puede arrogarse lo que es evidente: Los Prisioneros es esencialmente Jorge González.Bonus Track: El capítulo donde González habla de su paso por las drogas.Hay que agradecer la tenacidad y la preparación del periodista Emiliano Aguayo. Las referencias, las citas, las preguntas fundamentadas, el conocimiento de los temas, son la base del éxito del libro. Aguayo demostró que un periodista puede hacer las preguntas difíciles o complejas y salir vivo.Aquí hay reflexión e inteligencia de un camino de exploración, una demoledora crítica y autocrítica de una personalidad musical que varios periodistas desearán ignorar y trivializar. A esos acomodaticios no les conviene un vital y un polémico con poder interno, desarrollo emocional y espiritual y puesto al servicio de su vocación. Quisieran haberlo metido en cintura. Su peligro es un símbolo. A González muchos imberbes –esclavos de la chimuchina- lo tratan como una enfermedad que debe ser vigilada.Sin embargo, cualquier alma sensible que haya escuchado su música y que lea el libro, se dará cuenta que hacen falta más espíritus lúcidos, inteligentes y perspicaces, como González. Se extraña esa desmesura y esa pasión –esos truenos y relámpagos- en un medio artístico y de medios donde hay demasiados prolijos, aburridos y perdonavidas.
Ver también:
Los Jaivas, Los Prisioneros y Los Tres: Biografías
Ver también
Marisol García