Thursday, March 02, 2006
El Juez Guzmán y las gallinas
En la última Feria del libro de Santiago estaba el Juez Juan Guzmán Tapia (nacido en 1939 en la República de El Salvador), firmando su libro En el borde del mundo. Memorias del juez que procesó a Pinochet, que fui impulsado a comprar.El Juez Guzmán resume en los primeros capítulos del libro sus días juveniles, con un estilo poético y de ideas, no narrativo. No es raro. Es su ADN. Su padre (“mi sol”) es Juan Guzmán Cruchaga, poeta y Premio Nacional de Literatura (“Alma, no me digas nada, / que para tu voz dormida / ya está mi puerta cerrada”). Guzmán Cruchaga era diplomático y estuvo destinado en El Salvador, Colombia, California, Venezuela, Argentina. Así el Juez Guzmán creció cosmopolita.El Juez Guzmán tiene giros meritorios. Como cuando trabajó de receptor judicial y notificaba embargos a familias endeudadas. “Es una obscenidad embargar los bienes de gente que nada posee.” Era una obscenidad hace 35 y no hemos hecho nada. Aún hoy es una impudicia.Aunque al Juez Guzmán se le pasan algunos lugares comunes (“lengua de Moliére”, “lengua de Shakespeare”), la obra se lee fácil y de modo pedagógico.Uno de los temas preferido de un joven Guzmán es la frase de Mateo “Bienaventurados los pobres de espíritu por que de ellos es el renio de los cielos.” Son bienaventurados por que pueden vivir sin honores, sin vanidad y sin las cosas materiales, fuera de la suficiencia, la envidia y la codicia.Las memorias del Juez Guzmán son un efugio para relatar lo que le parece cardinal en su vida y con lo que meritoriamente entrará a la historia: el año 1998 se hizo cargo de examinar una querella presentada contra Pinochet. El centro del libro es el juicio al dictador chileno Augusto Pinochet.La labor fue una cruz en un sistema judicial que –como él mismo lo dice- estaba invadido de ambiciosazos, intrigantes, discriminatorios, gallinas, soberbios, gruñones y timoratos, todo lo contrario de los pobres de espíritu que el Juez Guzmán admiraba.Al final, fue censurado por esos superiores y presionado por oscuros intermediarios políticos. El juez Guzmán juzgó a Pinochet. Pero los fácticos lo salvaron de la condena, invocando informes médicos.Así, el juez Guzmán hizo su periplo y se convirtió él mismo en un subversivo y en un bienaventurado. No llegaría a la Corte Suprema y no tendría honores oficiales al retirarse del poder judicial. No lo necesitaba. Pasará a la historia como un hombre honesto y veraz. Un bienaventurado.Me crispa que el Juez Guzmán sea una excepción entre los jueces chilenos.Los magistrados –ellos sobre todos nosotros- deberían ser honestos y justos.Los jueces cobardes y acomodaticios –las gallinas- deberían ser la minoría.No fue así en Chile.El juez Guzmán fue una distinguida excepción.Un bienaventurado.