Sunday, November 19, 2006

Informe Tapia de Marcelo Mellado

El libro Informe Tapia editado por Calabaza del Diablo se presentó en diciembre del 2004 en uno de esos gratos bolichines del barrio Bellavista, cuyo nombre recordar no puedo. No había mucha gente. Familiares y amigos del escritor.
Patricio Fernández presenta el libro coloquialmente y es efectivo. Con su corta exposición logra que el libro me llame la atención. También me llama la curiosidad el despliegue de su autor, Marcelo Mellado. Habla con afecto de un bolchevique que se reconvirtió al arte y, desde un club de rayuela de San Antonio, recicla un sindicato de ferroviarios en un centro cultural. Ha nacido un "gestor cultural".En el escenario se mueven ex - bolcheviques que descubren, aprovechan y canalizan recursos culturales comunales o estatales. Pronto se dan cuenta que esos aparatos comunales de la cultura son aparatos de dominación, según la jerga de una izquierda (de una izquierda que leyó a la señora Marta Harnecker, pupila del estructuralismo francés, tipo Althussser).
Omar Badilla o Padilla o Ladilla (no está claro) ofrece una cartografía cultural y se replantea la reconversión cultural, y funda la Asociación de Poetas de la Cuenca del Maipo y esa corporación sostiene un alucinado jaleo con los Poetas de la cuenca del Maule. El mejor aliado de Badilla (o Padilla o Ladilla) es Carrasco, coordinador del festival de rancheras de San Antonio, dirigente de un importante club de rayuela de San Antonio, y cuyo lugar preferido de encuentro es el bebedero Los Puchos Lacios.
Estos, a falta de mejores adversarios, establecen un forcejeo con el Aparato Oficial-Institucional, ubicado en una oficina de la Torre Omnioceánica, que coordinada con el aparato central de la gobernación y el Departamento de cultura municipal, manejado por un tal Vega, Vera, Varas o Vargas (tampoco está claro).
La malla estructuralista está siempre presente en esta novela, novela paródica, ya se habrán dado cuenta. El libro se puede leer como una delirante paranoia colectiva, como ajuste de cuentas con los aparatos de la cultura creados por la Concertación, que en la novela se los inculpa de servidores del amiguismo o como una forma de controlar o de amansar el pensamiento, uno delos males que corrompe la calidad y la crítica. La novela identifica a una nueva clase media en el poder (“operadores del partido” reciclados en "agentes culturales del Estado" o "gestores culturales", o "animadores culturales").
Por un lado.
Y por el otro, dirigentes sociales huérfanos de base social y que se metamorfosean en "actores culturales" y cuyos requisitos son la astucia y el codazo - a saber: la falta de méritos. Ambos se potencian, por arriba y por abajo. Todo se municipaliza con una mentalidad utilitarista que reduce el arte al papel de ornamento alcaldicio.Ya ven, la novela no deja de tener su trasfondo corrosivo.
Los artículos del hermano de Marcelo Mellado, Justo Pastor Mellado, pareciera que dicen en serio, y con una densidad algo malgastada, lo que su hermano, el escritor, dice en forma de carnaval y de chiste (y de hueveo, claro). Justo Pastor habla en sus artículos de la municipalización y la fondartinzación de la cultura, y critica al "nuevo gestor orgánico" de la Concertación por el mal gusto y la mentalidad utilitaria. Haber leído a Justo Pastor -aunque a medias- me aclara un cierto malditismo intelectual de trasfondo en la novela de su hermano.
Quizás no debería yo leer la novela de Marcelo Mellado como una cuestión familiar, como una tesis familiar. O no debería yo insinuar que los artículos de Justo Pastor son la película en negativo de la novela de Marcelo. Quizás se me cuestionará esos intentos de unir hermanos con hermanos en una común aventura intelectual.
Quizás. Pero tengo una inicua tendencia -tendencia incómoda- a relacionar lecturas como me da la gana. Y con esto deseo decir que detrás de la novela Informe Tapia hay consistente reflexión crítica.Puedo decir algo más exagerado: Los Mellado son, en otra plataforma, continuadores de la tradición de los Cultural Studies, estudios multidisciplinarios sobre lo precarios, lo pueriles, lo banales y lo miserables que somos los chilenos de esta época, esta era de "globalización" económica.Y sus resultados: no tenemos lazos comunes de convivencia.
Como puede notarse, la novela también puede leerse como la repercusión de la crisis de la izquierda. También cuestiona la noción de "sociedad civil" como un aparente lugar de la diversidad y la diferencia. Es una crítica a los usos y abusos del concepto "sociedad civil", un terreno idealizado, donde pululan, según cuenta la novela, los pillines, los mentirosos, los cuenteros que piensan ya sólo el arte como beneficio y no como uso. O mejor dicho: el arte les da lo mismo.
Mellado, de nombre Marcelo, de ese modo, ha ido constituyendo una particular y necesaria novelística, donde se discute, a su modo también, la función política de la cultura, algo que hoy en este país resulta tan particular como difícil.
Como no éramos muchos en la presentación de la novela, el editor de La Calabaza del Diablo, Marcelo Montecinos, colocó amablemente en la mesa de la barra unos tragos que bebimos con José María Memet. Según recuerdo, salimos luego un tanto, un cachito alumbrados del bar, cuyo nombre, miren lo que son las cosas, recordar hoy no puedo.

Friday, November 03, 2006

Hernán Rivera Letelier, Antonio Gil, Rodrigo Atria, Jorge Marchant L, Juanita Gallardo: Novelas históricas


En Santa María de las flores negras, (2002) Hernán Rivera Letelier muestra a unos mineros que marchan por el desierto atacameño, siguiendo la huella del tren, junto a sus familias. Quieren lograr que sus voces sean escuchadas, que se les de un trato digno, ojalá humano, que se les permita alimentar a sus familias y educar a sus hijos, que se les pague un sueldo justo y en moneda de valor comercial. Pero, como ha ocurrido muy comúnmente, el gobierno valora más a los dueños de las empresas salitreras, ingleses y norteamericanos, que a los pampinos. Ya lo sabemos, fueron exterminados.

El Norte chileno se inventó con la explotación del salitre. Antes no lo habitaba nadie (estoy exagerando: lo habitaban unas 2000 almas sueltas). Todo nortino tiene un abuelo, (sus raíces), en las salitreras. Así las cosas, es fácil, para un nortino, emocionarse, con las historias de su origen. Hable de calicheras, casas de calaminas y oficinas salitreras y verá usted que, con razón, se les ablanda el corazón. Eso es lo que hace Rivera Letelier. Se sostiene en la popular leyenda. De los mineros en procesión bajando desde las salitreras hasta la Escuela Santa María, menciona a un mítico Luis Emilio Recabarren, y amores románticos. Entonces, les aseguro que ese relato simple, es muy eficaz para un nortino. Es la leyenda-mito acrítica, idealizada y sin distancia, actuada por estereotipos.

En cambio, la novela de Juanita Gallardo, Herencia de fuego, en lugar de afirmarse en un mito, lo desmitifica. Este es la leyenda de la Quintrala (1604-1665). Benjamín Vicuña Mackenna publicó, en 1877, su ensayo Los Lisperguer y la Quintrala. y construye el mito de la Quintrala lasciva y voluptuosa, sacrílega y monstruosa mata hombres. Mercedes Valdivieso (1924-1993) ofreció la reinterpretación del mito en la novela Maldita yo entre todas las mujeres, escrita en castellano antiguo. Ahora Juanita Gallardo, desde la vida de Agueda Flores, la abuela de la Quintrala, discute el mito, con efectismo dramático. Es una novela documentada y crítica. Fuerte, culta, lúcida, sexual, pasional, inteligente, calculadora, poderosa y brillante, visionaria y dominante, así aparece ahora Águeda Flores, la abuela de la Quintrala. Ese es el linaje de la Quintrala, según Gallardo. Gallardo, nos hace creer, de modo encantador, que nuestras taras actuales (nuestra hipocresía, nuestro espíritu traicionero, Nuestra falta de identidad, el modo en cómo encubrimos nuestro pasado) están incorporado en nuestro ADN chilensis. Es decir, están en la Colonia, en Santiago del Nuevo extremo, guiños que aumentan el placer de la lectura.Gallardo había publicado dos novelas históricas, Balmaceda : sus últimos días, (1991) y Déjame que te cuente, (1997) novela sobre los amores de Bernardo O'Higgins con Rosario Puga.

Jorge Marchant Lazcano inició la generación del 87 con la publicación de la interesante y taquillera novela Beatriz Ovalle en la que incorpora –como un collage- elementos Pop, al estilo de Cabrera Infante o Puig, con humor e ironía. Ahora ha publicado La joven de blanco. Marchant tampoco mantiene un mito, pero tampoco lo desmitifica. Lo que hace es jugar con un mito.

En 1866, el pintor norteamericano James Whistler de 32 años deja Londres para viajar de incógnito al puerto de Valparaíso. En un tren conoce a Rosa Policarpo, una joven que le trueca el libro Las Hijas de María por un daguerrotipo. Ahí comienza una novela dentro de una novela. El 8 de diciembre de 1863, día de la Inmaculada Concepción, se incendió en Santiago la Iglesia de la Compañía. Dos mil personas murieron. El libro nos incorporará a unas insidiosas relaciones entre hermanas y criadas donde aparecerán las acusaciones y las deslices de las bienaventuradas santiaguinas. Es la novela del erotismo de las benditas, la vida interna de las beatas, en la que se mezcla la ficción con la realidad. Esto es, qué duda cabe, muy posmo.
Rodrigo Atria tiene un lindo título para una novela histórica, Coplas de Sangre (1998) tres mil mapuches pelones amenazan con atacar a la capital (en realidad, 300 viviendas de barro y paja, con cinco mil almas, entre los dos brazos del río, junto a un cerro que los indios llaman Welén, por dolor). El año 1969 llegó un Capitán español con 400 hombres y dio la orden de confiar, a los desconfiados santiaguinos. Un día matan a un español y el Alcalde –para provocar escarmiento entre los indios- detiene a dos indios y los hace confesar. El curo se opone verbalmente a la vendetta y el escribano Dámaso Alcanáz llega a su casa y escribe unas coplas relatando el hecho. Esas coplas lo inculparán. Un día una banda lo golpea en la noche. Allí, el escribano verá la mordaza y el grillete. La política y la comunicación son los dos temas que se cruzan en esta novela lineal y sin mayores sobresaltos, al estilo de la novela decimonónica, tal como se usa.

Antonio Gil ha publicado las novelas históricas Hijo de mí es un racconto especial y espacial de la vida de Almagro) Cosa mentale (una obra alrededor del pintor peruano Jose Gil de Castro, el Mulato Gil y ahora Gil nos sorprende con Mezquina memoria que trata sobre Alonso de Ercilla, autor de La Araucana, poeta y paje de Felipe 11, enviado a la guerra de Arauco con la misión de contársela a la corte.Antonio Gil escribe pensando en crear lenguaje nuevo, para ultra descifradores que se divierten al descubrir nuevas/viejas palabras cerca al barroco americano de Juana Inés de la Cruz o de Lezama Lima, el desplazamiento entre el monólogo y la descripción, la fragmentación narrativa en varias voces, la ruptura de la ilusión realista . Y la sensación, la temible y certera sensación en esta época de olvido, que nuestra vida está construída por esos antecedentes, un Chile anterior, un espacio cultural religioso y mágico que está subterráneo. Un Chile duro y austero, un Chile profundo, una identidad descubierta en rincones oscuros de nuestra historia y una costumbre sana descubrir que el tiempo no es lineal. No tengo ninguna duda, Antonio Gil es un fino escritor chileno.

(Publicado en el libro Escritores de la Guerra, Foro Nórdico, 2004)